Mujeres & patria
En enero terminé de leer el libro de Gioconda Belli, El Pais Bajo mi Piel. Un libro donde ella narra sus memorias de la guerra en Nicaragüa y las intercala con su vida propia. En el libro, ella comparte sobre sus experiencias, sus aventuras, sus amores, su materinidad, y aunque al principio me costó un poco entender y agarrar ritmo con la lectura, al final no podía dejar de leer. El libro tiene un estilo híbrido donde mezcla la autobiografía, la memoria histórica y la literatura testimonial, todo esto con un tono apasionado e íntimo, como poeta, logra una experiencia inmersiva para el lector con su prosa poética y su estilo directo y político. Y es que no es ella la primera y única escritora en combinar la poesía con la lucha política, obviamente, pero, es mujer y es de América Latina, y para mí eso es todo. Técnicamente algunos de los aspectos que quiero resaltar son los siguientes:
La redacción del libro es en primera persona, reflejando así no solo su perspectiva, sino también su vulnerabilidad. Algunas veces, mientras leía lo que ella escribía no pude evitar sentirme conectada con ella, relacionada con lo que ella estaba viviendo, pero algunas otras veces, también la juzgué o no entendía por qué ella había actuado de la manera que lo había hecho. Como persona, no puedo evitar no hacerlo, aunque sé que no es lo correcto, pero amé cómo se atrevió a ser vulnerable y a escribir desde lo que vivió y no desde el “deber ser”. Eso, en mi opinión, le dio una profundidad emocional al texto, que combinado con sus relatos políticos, fue magia pura.
Gioconda Belli, tal como lo narra en su libro, para este momento, había recibido el premio Casa de las Américas en 1978, por su poesía revolucionaria y comprometida con la lucha sandinista; escribió un libro de poemas llamado Línea de Fuego. Su estilo poético impregma su narrativa, donde describe la revolución, la lucha y el amor, con un lenguaje evocador y sensorial.
Otro aspecto que me parece muy relevante para este libro es cómo logra combianr lo personal con lo político. Así como relata su experiencia y participación en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, también profundiza en un tejido de experiencias personales, donde reflexiona sobre el amor, el exilio y la maternidad. Y es que su amor por Nicaragua se manifiesta en cada una de sus palabras. Un amor por la patria con el que no me identifico, pero de eso hablaremos más adelante.
Siempre en ese espíritu de mezcla, Gioconda Belli también alterna momentos de introspección y anécdotas vibrantes que transmiten su intensidad, tanto de su vida propia, como de la lucha revolucionaria que corría/corre en su sangre. Así mismo, denota en su narrativa esas contradicciones que caracterizan la naturaleza humana, la cual existe en un espectro de grises y no en una dicotomía de blanco y negro.
Finalmente, a lo largo del texto, Belli cuestiona el papel de la mujer en la revolución, el costo de la lucha armada y su propia identidad como escritora y activista.
Ahora bien, fuera de los tecnisismos de su literatura, y más allá de cómo ella decide plasmar sus memorias, lo cual debo resaltar no es menos importante, ya que hasta esto denota mucho sobre quién es ella, dejando ver el amalgama de emociones, de pensamientos y experiencias; quiero abordar este análisis desde un punto de vista muy personal sobre la relación entre mujeres y patria.
Creo que en el 2007, leí el libro de Yolando Colom “Mujeres en la Alborada”, donde de forma autobiográfica también, narra la participación de las mujeres en la lucha guerrillera en Guatemala durante los años 60 y 70. Colom, quien fue militante de la guerrilla, describe sus experiencias en la organización armada, los desafíos que enfrentaron las mujeres en un contexto predominantemente masculino (hablando de la guerrilla en sí; incluso en un momento narra como un compañero soldado, llega emocionado al campamento con una gallina y alude cómo ahora podrá ir a comprar a su futura esposa, el soldado es amonestado por demostrar un comportamiento machista, que iba en contra de lo que, ellos como guerrilleros pregonaban), y las razones que la llevaron a sumarse a la lucha revolucionaria. Al igual que Gioconda Belli, el texto ofrece una visión desde adentro, una clara perspectiva feminista, y ambas ofrecen un panorama completo del conflicto interno de la época. Recuerdo lo mucho que me impresionó leer su historia, no es como que el conflicto armado interno fuera un tema desconocido para mí, pero leer sobre cómo ella, una mujer, estuvo al frente de la guerrilla me impresionó muchísimo. Y así como estas dos mujeres, hay otras que resaltan en América Latina por su lucha, por su compromiso, por su dedicación a un objetivo claro: una mejor patria. Un sentimiento, una idea que por más que busco o por más que trabajo, sigue sin aparecer en mi mente, ni corazón.
Más allá de ideologías, quiero enfocar este texto a la ausencia del constructo patria que existe en mí. Porque cuando leo sobre estas extraordinarias mujeres, no logro más que pensar en la siguiente frase de Virginia Woolf: “Como mujer no tengo patria, como mujer no quiero patria. Como mujer, mi patria es el mundo entero.” Esta frase aparece en el ensayo Tres Guineas (1938), donde Woolf analiza y reflexiona sobre la relación entre las mujeres, la educación, la guerra y el poder. Woolf la escribe justo cuando el fascismo y el militarismo estaban en auge en Europa, y escribe el ensayo como respuesta a una carta en la que un hombre le preguntó cómo evitar la guerra. En dicho ensayo, la autora argumenta que el patriotismo es una construcción masculina ligada a la violencia y la opesión; ella como mujer, rechaza identificarse con un país en específico porque la historia de las mujeres ha estado marcada por la exclusión y la subordinación dentro de esos estados-nación; finalmente, en su ensayo, Woolf plantea que las mujeres, al haber sido históricamente marginadas del poder, no tienen las mismas razones para apoyar guerras que benefician a los hombres en el poder, por lo que ella, en lugar de defender un país en particular, aboga por una identidad más global y pacifista. Por lo que su frase es una declaración de independencia respecto al nacionalismo masculino y una reivindicación de una identidad femenina más allá de las fronteras políticas. Y creo que las tres mujeres se encuentran en un conflicto armado intenso cuando desarrollan sus ideas y sus pensamientos. Las primeras dos, deciden integrarse y pelear por una patria justa para todas, una patria en específico… pero años atrás Virginia Woolf abogaba a un sentido de pertenencia global y con una perspectiva más feminista.
Y es que ¿cómo puedo sentirme parte de una patria tan injusta? ¿Cómo puedo querer luchar por un territorio que ha sido saqueado y expropiado por tantos años? ¿Cómo puedo sentirme guatemalteca, cuando existe un debate (un tanto ridículo en mi opinión) sobre qué es y qué no es apropiación cultural, por lo que hay cosas que si nos hacen guatemaltecos, pero otras que no? Las preguntas (retóricoas, por su puesto) siguen en mi mente, pero mi conclusión es ¿de dónde Gioconda o Yolanda sacaron ese amor por su patria? Tan así que participaron de la lucha armada? Y no es que las juzgue, solo me cuestiono, ¿de dónde salió tal amor? Gioconda Belli plantea en su libro: “Ya me había leído todos los libros necesarios para llegar a convencerme de que en Nicaragua no quedaba otra salida que la lucha armada y la revolución.” Y no lo dudo, las grandes revoluciones de la historia han sido armadas. Lo que me pregunto, y repito, lo hago como reflexión, no como crítica ni juicio, es ¿de dónde sale esa pasión por amar tanto tu país, que estás dispuesta a portar un arma y arriesgar la vida? ¿De dónde? Y ni siquiera sé si pasión o amor es el término correcto…
Creo que también es el sentimiento de hogar, y al final, regreso también con Virginia Woolf y la necesidad de ser nosotros nuestro propio hogar. Sé que soy de Guatemala, y quizá por muchas razones emocionales y familiares no me atrevería a irme y vivir en otro país, pero cuando Gioconda Belli narra sobre su regreso a Nicaragua después del exilio dice la siguiente frase “Nunca fue tan mió como ese día” refiriéndose a su país. Y yo me cuestiono si siento ese nivel de pertenencia hacia Guatemala, ¿siento que es mi Guatemala? Creo que la respuesta es no, porque al igual que Virginia Woolf, mi patria no puede ser esta que tengo; no puedo amar una patria machista, patriarcal que todo lo que hace, lo hace en función de su clase privilegiada -y no me refiero solo a la adinerada-; no puedo amar una patria donde aquellos que la quieren tanto, terminan exiliados; y los que dicen quererla, terminan odiados; no puedo amar una patria tan llena de injusticias, desigualdades y mucho más; no puedo amar una patria donde las oportunidades no son para todas; donde la pobreza y la corrupción limitan la libertad de las personas; donde las noticias desgarran el corazón y nos quitan la dignidad humana; no puedo amar una patria tan bonita, tan llena de colores y naturaleza, pero tan perversa por dentro. Y aunque esta es la Guatemala que habito, no es mi patria, pues al final, el concepto de patria me resulta tan distante, que simplemente, no me sale el amor, solo la indignación, el enojo y la rabia por verla caer cada día un poco más bajo. Por lo que así como Virginia Woolf, yo tampoco quiero patria, si mi patria luce así, y queda en mí seguir admirando a mujeres que sienten su patria tan suya, que están dispuestas a matar o morir.

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